ASOCIACIONISMO BLANDO Y PARTICIPACIÓN A LA CARTA parte de la firme convicción de que el futuro nada tendrá que ver con lo actualmente conocido. ¿Cómo reaccionaría el ser humano si no tuviese que trabajar o, a lo sumo, hacerlo durante un par de horas al día? El pronóstico es que la expectativa de sustitución del actual modelo energético piramidal, basado en los combustibles fósiles, por otro alternativo de estructura horizontal, que proporcionase energía eficaz en condiciones de fácil disponibilidad, escaso precio y nulo impacto ambiental, asociado a los avances tecnológicos por venir en el campo, entre otros, de la infocomunicación y de la robótica, conllevaría —como han apuntado Rifkin y otros autores— la posibilidad real de producir bienes y servicios para todos los seres humanos con sólo una mínima parte de la fuerza de trabajo requerida en la actualidad. Ya el propio Keynes, en su Essays in Persuasion, predijo que en el futuro la Humanidad deberá afrontar como problema global la utilización de su nueva independencia con respecto a las preocupaciones económicas y, en consecuencia, replantearse la existencia y su nuevo rol en el planeta Tierra. De hecho, ya en nuestra época, la transformación del tiempo libre en ocio, mediante el recurso a una innumerable gama de actividades de consumo generadoras de movilidad —real y virtual— cada vez más insospechada, propicia un nuevo y sugestivo espacio de socialización cuyas casi inimaginables potencialidades —buenas, indiferentes o perversas— no deberían despreciarse por muy lejanas o utópicas que puedan antojársenos. Lo cierto es que, guste o no, se crea o no se crea, un nuevo homo ociosus nos espera. De ahí que, hace bastantes años, comenzara a cuestionarme si sería viable comenzar a encauzar deliberadamente el tiempo libre del ser humano hacia un modelo de ocio autoinstructivo. Un modelo que primase el interés por los asuntos públicos y recondujese progresivamente nuestra larga evolución de homo depredator, cultor, faber, creator, ociosus en homo republicanus. Un flamante y generalizado homo republicanus, utópico hoy, tangible tal vez mañana, capaz de hacer realidad el ideal político del ejercicio responsable y generalizado de una democracia ecociudadana directa en la que los nuevos ecociudadanos, dotados de útiles políticos de nueva generación, asuman por fin el papel usurpado por sus poco escrupulosos y nada eficientes representantes políticos.