Un compilado de cuentos es un abismo (quizás la palabra le queda exagerada, sí, pero ustedes comprenderán su significado poético… supongo). Como sea, es un abismo, y más aún cuando el autor no es de renombre. Por cuanto es muy importante que se le de un empujoncito a los potenciales lectores que otean con miedo en la puerta negra. Zona de Promesas no tiene nada que ver con su título, y eso es bueno. El libro es muy bueno, bien redactado, claro, directo y sencillo como debe ser un cuento mas no por eso sus historias olvidables. Las influencias del autor son claras pero tan diversas que la obra resultante de esa ensalada mixta es deliciosa. Marcelo Siarini se permite hacer cuanto se le canta y lo hace muy bien. De los cuentos se destacan “La Increíble Historia del Loco Mario” que son las remembranzas de un futbolista olvidado en las mesas de algún bar, “Un Cuento Chino” (que no tiene nada que ver con el otro cuento ni en redacción, ni temática… ni siquiera en el tema) un más que libertino policial lleno de situaciones ridículas y graciosas, que no por esto, hacen perder fuerza a la historia. Lo mismo que “Zona de Promesas” sobre un detective privado fascinado con las novelas de detectives privados pero que de detective no sabe un cuerno. La guarnición de todo esto es un poco de western, rock, niños jugando a la bolita, cosas que aparecen y desaparecen, pistolas, nostalgia, gente confusa, artistas y ron.