Un archivero de la Basílica de San Francisco en Asís descubre el rastro de una obra de arte, una cruz, desconocida hasta entonces. Un franciscano le sigue la pista que le lleva hasta Barcelona. La obra es de tal importancia que los actores del relato no dudan en llegar a asesinar a varias personas que estorban para la consecución de sus planes. Intervienen algunos indivíduos que quieren actuar como detectives aficionados, pero el peso de la investigación recae, sobre todo, en la policía, en una inspectora y una agente en prácticas del Cos de Mossos d'Esquadra, que tienen que dar con los asesinos y con el paradero de la cruz. Ello les permite conocer, aunque muy superficialmente, el mundo del Arte, con sus historiadores, marchantes, restauradores y catedráticos y las lleva a lugares tan distintos como Cáceres o Zamora y, sobre todo, a los alrededores de la plaza de la Bonanova, donde ocurren los sucesos trascendentales que conducen a una inesperada conclusión.