Cuando llegó a mis manos el libro de Corina Vanda Materazzi y leí su título, Voz en Off, pensé para mí misma que esa expresión que siempre está primeramente relacionada a la televisión o al cine también vale para la literatura, cuando leemos un libro, sobre todo un libro de narrativa, hay una voz en off que nos está hablando: la del narrador, no lo vemos pero está ahí, diciéndonos lo que no se dice aparte de lo que se dice, trazándonos un mapa para visitar un universo creado por él mismo pero a su vez dejándonos pistas para que imaginemos otro, caí en cuenta de que -aunque nunca lo había reflexionado antes- todos los libros funcionan así. Sin embargo, las voces en off en el libro de Corina aparecen más allá de lo tan establecido que tiende a resultar imperceptible, y es producto del buen oficio del escritor que no nos demos cuenta, que caigamos en ese otro relato más allá del relato. Pero además de esto, todos los personajes de Voz en off tienen algo más para contar, algo que piensan pero no dicen, algo que quieren hacer y no hacen, son voces incansables que nos cuentan el lado B de todos sus cuentos, valga la redundancia. Hay dos narraciones en todas las instancias, cada cuento vale, entonces, por dos. Son historias oscuras, pensé en un principio, y luego me retracté. No son oscuras, no, son crudas que es bien distinto, tienen la crudeza que casi siempre tiene la honestidad. Y no hay nada más valioso para mí en la literatura que la honestidad del narrador. Al fin y a cabo, como dice su autora, este libro usa el recurso de la mentira, sólo para decir algunas verdades. Mariana Kruk Peces de Ciudad