El tema político es de ficción y está intercalado con cuentos, artículos, letras de canciones y versos para amenizar la lectura. También trata las problemáticas del espionaje fascista contra la ciudadanía y el acoso escolar. Todas las denuncias son imaginarias, mas están basadas en hechos reales. El libro se inscribe dentro del dogma cristiano. El escritor, diletante, es creyente en la Palabra de Dios y la considera única autoridad y verdadera guía en la vida del hombre. Lo anterior es importante advertirlo debido a que sobreabunda la igualmente dogmática propaganda pseudocientífica evolucionista y atea, y porque los medios masivos de comunicación privilegian y promueven fanatismos religiosos que prescinden de la autoridad bíblica; esto, en connivencia con los grupos fácticos de poder, los cuales han sido beneficiarios de la anomia que sufre nuestro pueblo por su alejamiento de los principios y valores morales, así como de los tabúes que han impedido al demócrata participar en la actividad política. Esta no es una obra religiosa sino esencialmente política, hace énfasis en una de las frases cristianas más citadas pero menos respetada: “Da a César lo que es de César y a Dios lo que es de Dios”, principio fundador del Estado laico. En algunos temas hay dramatismo exagerado y sarcástico que divierte al ciudadano. También contiene relatos de tragedias ignoradas que no han merecido la atención de nadie, como tantas otras que ocurren diario a la ciudadanía. En esta postura surgen las interrogantes: ¿La política es espantosa? ¿Los políticos son los únicos que tienen cualidades para gobernar? ¿Es necesario que cada hombre y mujer participe en el desarrollo público de la comunidad? ¿Quién controla la democracia? ¿Votar sirve para algo?