Hay diferencias entre una noche oscura y una pesadilla; es posible que mientras una pesadilla transtorna la serenidad con angustia y cesa al despertar, por gracia del cansancio nervioso; la noche oscura en cambio se sabe incomprensible en ella misma, y en ella misma la serenidad comprende que la muerte ya no es el obstáculo de la vida, todo es superfluo, y por tanto todo es valioso. En esa noche que parece eterna, un alma con su hombre tropieza y al querer sostener su pesadez difusa, termina apoyándonse en cardos y espinas. Buscará aquello entonces que nunca provocó gravidez en su ser, aquello que lo hacia ligero sin siquiera saberlo ni recordárselo. “Gracias” dirá, y al darse cuenta, se rendirá a un sueño, querrá salvarlo, querrá que esa promesa vuelva en un nuevo vuelo… se dará por entendido, que su mano está extendida, para surcar no al cielo… simplemente al árbol donde todos pueden dar frutos. Cuando así lo quieren. Él así lo quiere… ¿Y tú.. así lo quieres?