Eusebio Carayol Sanz, Sebi -como le llaman en su verdadero hogar-, tiene ocho años a punto de los nueve. Un día cualquiera de la década de los 60, finalizando ya el invierno, sale contento del colegio, como siempre, y emprende el divertido y estimulante juego de volver a casa. Pero ese día, algo sucede y su inocente juego se convierte en... ¿una aventura? Sí, una aventura sorprendente que le llevará muy lejos y que transcurrirá ante sus ojos para que él mismo nos la cuente en primera persona. Una aventura trepidante que le convertirá en el protagonista central de unos hechos terribles, oscurecidos y olvidados. Una aventura dramática que le obligará a experimentar el atroz sentimiento del miedo. Una aventura emocionante que le exigirá superar su facilidad para llorar como un niño y empezar así a parecer un hombre. Una aventura vital que despertará en él algo semejante al amor en sus primeros roces. Una aventura extraordinaria que le planteará muchas preguntas sobre la vida y las personas. Una aventura entrañable que le hará valorar y querer mucho más aquello que tiene: lo que es de verdad y le espera en casa.