Hay personas que son libros andantes, que huelen a tinta y a poesía, están hechos de pedacitos de personajes, un verso de aquí y otro de allá, te comprenden siempre, y si dejas de hablar ellos ponen la palabra que tú no encuentras y cabe perfectamente. Nada les sorprende y sin embargo, los conmueven esas pequeñas grandes tonterías. Serían capaces de detener un viaje, de tiempo medido, para cortar una flor silvestre o tomarle al cielo una fotografía. Suelen amar a ojos cerrados, se fían de su olfato con la gente, y no tienen límite de cuánto ni de cuántos los pueden desilusionar, ellos siempre siguen adelante. Siempre hay alguien esperando por un ratito de su tiempo. Te dan cita en un puente mientras tiran piedritas al río, sus regalos no son lo que esperas; pero suelen heredarse de familia en familia. Hay personas que son, en sí, el mejor regalo. Son como un manual para armar una sonrisa, son campos de verano para el alma, benditos esos seres que no te complican, sino que te descomplican la vida. -ISABEL MIRANDA DE ROBLES