Cinco jóvenes voluntarios españoles son secuestrados en un país tercermundista, convulsionado por los continuos golpes de estado. En su andadura a manos de los rebeldes, nada es lo que parece. Serán testigos de excepción de las más cruentas atrocidades que el ser humano es capaz de cometer. ¿Es ético matar a un hombre en defensa de las demás vidas? Esta y otras cuestiones como el aborto, los abusos sexuales, los problemas medioambientales, la extrema pobreza, la soledad, los niños soldados, la ética o la culpabilidad, expuestas a través de los pensamientos y diálogos de los personajes, transmiten al lector, sin ambages, sin dobles juegos a través de un lenguaje sencillo y simple, la realidad más dura, pero siempre con una enorme sensibilidad. De un ritmo trepidante se da paso a una segunda parte, donde la acción se vuelve más intimista, donde los personajes se muestran tal como son, donde aflora la esencia de esa experiencia vivida en Tukapy. Y lo más sorprendente es el juego de magia que la autora hace en el desenlace de las historias que conforman esta novela, en un final magnífico, inesperado, para cerrar el círculo de esta obra que atrapa, que engancha, que no deja indiferente al lector, que es capaz de adentrarse en el alma de sus personajes, de vivir con ellos incluso los hermosos atardeceres en la Casa del Río, descritos tan magistralmente por su autora. Una historia de superación, de vida y de entrega a los demás. Tukapy, ese lugar único a donde todos querríamos regresar.