Soñar con naves a propulsión se puede interpretar como soñar con un mundo moderno. Es, también, ilusionarse y esperanzarse con que lo antiguo y lo anticuado pueda cambiar hacia lo novedoso, hacia lo mejorado. Sin embargo, lo incierto del futuro hace que se muestre como un lienzo en blanco de posibilidades no necesariamente acorde con las expectativas positivas. Es allí, en esa incertidumbre que rodea aquello que aún no se conoce o no existe, donde se sitúan las ocho historias que contiene este libro: una persona que se encuentra con otra que dice provenir del futuro, cuatro jóvenes aceptan convivir unos días en una extraña casa que brinda novedosas comodidades y algunas sorpresas, una empresa encarga a un empleado poner a prueba su reciente prototipo de mascota virtual, una misión espacial que no resulta como se esperaba, un joven dedicado a la crianza de perros de pelea que debe huir al ser perseguido por lo ilegal de sus actos, una familia que espera verse favorecida de un beneficio por parte del Gobierno, una estación espacial ubicada en los confines del universo que parece no importarle a nadie y, finalmente, una especie de escuela de formación de jóvenes donde muchas cosas apuntan a que algo turbio ocurre. El libro contiene, además, algunas microficciones, breves como la luz que nos llega desde algún lugar inexplorado del espacio.