Relatos de El Pelayo
- Autor: Guillermo Ritondale
- Género: Literatura y Novela
- ISBN: 978-987-46498-0-5
- Nº Páginas: 191
- Encuadernación: Tapa blanda
- Año: 2017
“Pinta tu aldea y pintarás el mundo” Liev Nikoláievich Tolstói Pelayo: hotel, fondín, pasatiempo, infierno, soledad y crisis. Contar la historia, o mejor dicho las historias de El Pelayo es contar buena parte de la historia de Melincué. De quienes viven o vivieron, pasan o pasaron, interactúan o interactuaron con esa comunidad. Al hablar del lugar donde se mezclan personas de todas las edades y condiciones laborales y sociales estamos haciendo un resumen de la vida del lugar. Las historias que se cuentan aquí son todas reales. Quizá su desarrollo no siempre es exacto, ya que muchas cosas se relatan a partir de lo que la mística de El Pelayo transformó en anécdotas, casi siempre “decoradas” por el “ingenio popular” que anida en el lugar. Pero están contadas como en El Pelayo se contaban, o tal vez aún se cuenten. Incluso algunas fueron chequeadas con los protagonistas, y fueron ajustadas a partir de sus comentarios. Solo Romina la mochilera y Maxi son personajes ficticios, pero les pasan en Melincué historias que diferentes habitantes o visitantes hemos vivido realmente. También sus vivencias fuera de Melincué son relatos de hechos reales. Hasta lo del cartón corrugado en el camión de Junín de los Andes. Solo fueron unidas en una historia, pero cada cosa que se cuenta le ocurrió a alguno de los que tuvimos la suerte de vivir en Melincué. Por lo tanto, la presente no es más que una brevísima y limitada recopilación de anécdotas donde El Pelayo juega el papel fundamental de ser la caja de resonancia que permite que un evento se transforme en motivo de comentario. Y en muchos casos, es el ámbito donde se construyen las leyendas que dan sustento a la vida y la historia de la comunidad que contiene al Bar. Los duendes y fantasmas de Melincué seguramente no se reúnen, como muchos creen, en el cementerio o en alguno de los lugares donde, se dice, se escuchan y ven “cosas raras”. La verdad es que la historia de Melincué, y todos sus personajes tienen, en El Pelayo, el lugar más adecuado para rememorar momentos felices y especiales, que todos los que concurrimos tenemos en nuestra memoria. No alcanzarían 30 libros como este para contar tantas aventuras y desventuras que sus paredes vieron pasar en tantos años. Limitado, este es un pequeño anecdotario. Mi manera de homenajear a Melincué, donde siempre estará el sustento de mi vida. Donde nací, crecí y tomé impulso para salir a recorrer los caminos con el orgullo de mi origen.