En 1992, se produjeron tres eventos mayores en España, las olimpiadas, la Expo de Sevilla y mi nacimiento. Bueno... quizás sólo fuesen dos eventos mayores... Crecí cumpliendo el sueño frustrado de mis padres, es decir, estudiando. Cuando cumplí los 18, mi padre me preguntó qué quería hacer y yo le respondí que quería ser conductor de camión, como él. En ese emotivo momento, mi padre me miró a los ojos y pronunció tres palabras que calaron muy profundo en mí: "Hijo, eres tonto". De modo que seguí estudiando y me convertí en ingeniero aeroespacial. Entonces empecé a trabajar aquí y allá, pasando varios años en Bélgica y Francia. ¿Y lo de escribir para cuando? En realidad siempre estuvo ahí, comenzó como una herramienta terapéutica y poco a poco descubrí la magia que hay detrás de contar una historia. Trabajé durante años, y aún lo hago, en mejorar mi narrativa para poder seguir contando historias de las cosas que he visto y las que he soñado.