Escribir es una de las tantas actividades que se desarrolla, la gran mayoría de veces, en soledad; hacerlo es conversar con uno mismo, escudriñarse, rebuscar en el fondo y ordenar todo aquello que queremos decir y que no sale hasta que hay un verdadero encuentro con nosotros. Escribir nos ayuda a descubrir que somos uno con la soledad, que ella, sobre todo, nos permite diversas formas de la creatividad. El escritor, y también el lector, acepta la soledad como un regalo que posibilita la introspección y la reflexión, necesarias en la escritura. Sin embargo, se debe reconocer que también hay soledades profundas, dañinas, y que la fuerza para despedirse de estas, en un mundo que propende cada vez a aislarnos, es escasa. Ya decía Gustavo Adolfo Bécquer que “La soledad es muy hermosa, cuando se tiene alguien a quien decírselo”. No hay mejor soledad que aquella que compartimos. Este libro es una compilación de los textos ganadores de la convocatoria del mes de mayo de ITA Editorial, en el que quisimos sumar soledades. Punto de quiebre es el lugar donde diversas voces hallan un espacio de intimidad para hacerse manifiestas: historias y relatos de hombres y mujeres solitarios que ya no lo estarán más, las letras son su gran compañía. En ITA Editorial creemos que la escritura es un lugar para el encuentro, pues a la vez que permite situarnos en un espacio de deshago, esta busca, además, espacios de socialización que nos hacen sentir que la soledad es una experiencia humana compartida y, bajo esta premisa, nunca estaremos solos.