Desde el comienzo de los tiempos existe la psicopatía. Algunos psicópatas han marcado episodios terribles de nuestra historia. Otros, esos que están bien integrados, pasan desapercibidos ante los ojos de nuestra sociedad. No maltratan físicamente, pero el daño psicológico que causan a sus víctimas es enorme. La psicopatía no es una enfermedad, por lo que no se puede considerar un eximente ante el daño ocasionado; los psicópatas son perfectamente conscientes de sus actos, y disfrutan con el dolor ajeno. Por ello, lo deseable es evitar encontrarse con psicópatas, pero en caso de no detectarlos, ya que son los grandes maestros de la manipulación y la mentira, es necesario saber defenderse psicológicamente de ellos. Una herramienta muy útil con la que combatirlos es la inteligencia emocional. Con ella podrás actuar con las mismas armas que el psicópata, pero sin perder la ética. Al sentirse descubierto y desarmado, el psicópata cesará en su empeño de causar dolor, y buscará otra víctima a la que poder destruir. Una persona con una alta inteligencia emocional tendrá mayor posibilidad de triunfar en todos los aspectos de su vida. Con la inteligencia emocional podremos descubrir y fomentar nuestras fortalezas, incrementar nuestra resiliencia, así como eliminar aquellas debilidades que puedan lastrar nuestra felicidad personal.