-Eres maravillosos, Guillermo. Pero en algo te equivocas, la vida que anhelo desde que te conocí es a tu lado. Lo demás, es accesorio. Lo único que me hace sentir culpable es que por mi culpa perdiste tu título nobiliario. -No te preocupes. Tengo el mejor nombramiento que podría desear-agregó un sonriente Guillermo. -¿Y cuál es?--preguntó este con curiosidad. -Príncipe de tu corazón ,si lo aceptas, claro. -Por supuesto mi alteza, mi Rey, mi Señor-lo besó Thomas apasionadamente. Siempre lo fuiste y siempre lo serás. -Excelente. Me has hecho el hombre más feliz de la tierra-agregó Guillermo pasando un brazo por el hombro de su futuro esposo. Y ya es hora de pasar por el Hospital, según creo nuestro hijo tendrá muy pronto el alta. -Entonces debemos casarnos pronto ,quiero ser un hombre honrado cuando nuestro bebé venga a casa. -Y así será querido, vamos adelantando. Estira tu mano derecha. -¿Por?-titubeó este. -Para ponerte la alianza de boda .Hace tiempo la compré y ya es hora de que la lleves en tu dedo como corresponde. -Es bellísima-lo abrazó Thomas admirando el brillante diamante. De aquí a la boda un paso. -Medio diría yo-carcajeó Guillermo besándole el dedo mientras varias personas observaban perderse a la dichosa pareja entre la multitud.