Hay quienes dicen, no sé si con total convencimiento, que cuando alguien quiere verdaderamente algo, el Universo conspira para hacerlo realidad. Es posible que conspire si, pero no de la forma como uno al menos lo piensa o lo espera. Sin embargo, paradójicamente estas “extrañas coincidencias” parecen ser verdaderas cuando, por ejemplo, se tiene la oportunidad de asistir al lanzamiento del “librito”, como diría su autor, del Manual del Buen Escudero. Obra publicada orgullosamente por el sello editorial SEMBRAR COLOMBIA. Y es precisamente esa esperanza que se cierne al leer un libro que sin más pretensiones busca ser un Manual; es decir, un llevar de la mano, a la mano y en la mano. Un libro que ojalá se portara y que esté ahí para auxiliar al moderno Escudero. Un libro que se lee despacio, no por complejo y enredado, sino porque para el buen buscador cada frase se masculla, se tritura despacio. Un libro que por ser Manual es sencillo y por Manual también, pletórico de significados y en grado máximo de invitaciones a Ser y a Hacer. Con la venia y quizás una mirada dulce de no mucho agrado por parte del autor del Manual del buen escudero, este es un libro que se lee al calor de un buen café colombiano, en la compañía de uno mismo y en la interlocución de quien verdaderamente se aspira a Ser. Un libro que le recuerda insistentemente al lector que “(…) Ganarse el Cielo - sigue siendo para muchos hombres y mujeres- la razón de vivir”, y que en tiempos modernos reviven caballeros, castillos, princesas, magos y escuderos.