Los manuscritos de Teresa Panza
- Autor: Paco Arenas
- Género: Literatura y Novela
- ISBN: 9788494347986
- Nº Páginas: 230
- Encuadernación: Tapa blanda
- Formato eBook: ePub
- Año: 2015
LOS MANUSCRITOS DE TERESA PANZA (Paco Arenas) Don Quijote y Sancho ¿personajes ficticios o personas reales? La Mancha posiblemente sea la comarca más conocida no solo de Castilla, sino también de España, de Europa, incluso de todo el mundo. ¿Por sus castillos? ¿Sus gigantes? Perdón molinos, ¿su gastronomía o sus vinos…? ¡No! Por un libro que ha sido traducido al árabe, al hindú, al ruso y a todas las lenguas y dialectos conocidos del mundo. Un libro escrito por Miguel de Cervantes. Con dos personajes principales, don Quijote y Sancho… ¿personajes o personas? Los dos más ilustres manchegos, ¿no existieron? ¿Fueron producto de la fantasía de un gran genio? ¿O como dice recoge la tradición oral manchega fueron personajes, o mejor dicho personas de carne y hueso? En 1515 se publica la segunda parte del Quijote, ese mismo año, una jovencísima muchacha manchega de nombre Teresa Panza, comenzaba a escribir el primero de sus manuscritos. Iniciando de esta manera: “Año del Señor de 1615. Es menester mentar que con esta son tres las veces que he intentado escribir lo que a continuación acontece en este apartado lugar de La Mancha, la primera hace ya ocho años recién casada con mi santo esposo, que Dios tenga en su gloria, Andresico Quesada, la segunda hace justamente un año, cuando prematuramente enviude de mi amado esposo, en ambas ocasiones tinta y papel sirvieron para encender la lumbre. En estas amargas horas, fallecidos también mis amados padres, he tomado la decisión de comenzar de nuevo, sabiendo de antemano que lo más cierto es que terminen estos torcidos surcos, al igual que los pretéritos siendo pasto del fuego purificador de mi chimenea, aunque todavía no he perdido la esperanza de que mi admirado Cide Hamete Benengeli llegue a leerlos. Escribo desde esta aldea perdida de la mano de Dios que llaman El Pinarejo y anteriormente Pinar Vejo. Cumpliendo la promesa realizada al señor Cide Hamete Benengeli por su humilde servidora: Teresa Panza, sí, Teresa Panza, que no la mentada en libros Sancha Panza, que fue mi hermana, que Dios tenga en su gloria y Satanás condené a quien le engañó llevándola a un viaje a las Indias, prometiéndole matrimonio y entregándola como manceba a la tripulación del bajel, referencias llegaron para pena de mis señores padres, mi hermano y mía, que nunca llegó a pisar las Indias, ultrajada se lanzó a las aguas del mar Océano. Sancho fue mi padre, Sanchico mi hermano y Teresa Cascajo mi madre. A buen seguro, gentes habrá que lo pongan en cuestión, mas yo estoy dispuesta a deshacer entuertos y sacar a quien lo dudase de la confusión,…” Sinopsis Los manuscritos de Teresa Panza La tradición oral manchega siempre ha tenido por cierto que Don Quijote y Sancho fueron personas reales y no solo fruto de la genial inventiva de Miguel de Cervantes. La casualidad provoca el hallazgo en el interior de una cueva de un baúl en cuyo interior se encuentran unos manuscritos, una capa, una virgen de mármol del tamaño de un cencerro y una bacía oxidada de barbero. Estos manuscritos están escritos por Teresa Panza, sí, por Teresa Panza, la hija de Sancho Panza, campesino manchego reconvertido en escudero por don Alonso Quijano. Teresa cuando conoce al autor del Quijote tiene poco más de dieciséis años y apenas sabe leer, porque según el bachiller Carrasco, las mujeres no lo necesitan. Un Miguel de Cervantes casi sexagenario es quien le enseña no solo a leer sino también escribir y pensar como mujer y persona. Una aventura plasmada con sentido del humor, frescura, erotismo y cierta crítica social, que podría llegar a calificarse como feminista. Los manuscritos están redactados por Teresa Panza, el primero por una jovencísima muchacha campesina, mientras que el segundo esa misma Teresa Panza, ya anciana y bastante más culta aunque sin perder por ello la frescura y humor del primer manuscrito, pero desengañada por los reveses de la vida, se encarga de demostrar con claridad la existencia real de don Quijote y por supuesto de su propio padre, Sancho Panza.