Creo que Andrés y Mabel, protagonistas de Los corderos imperfectos, son maravillosamente cuerdos. Voy a explicar por qué: ambos integran lo que podría llamarse una historia de amor. Las historias de amor son trágicas y está bien que sean así. Si pensamos en Romeo y Julieta, ambos comenten suicidio por amor. Y se matan cuando son muy jovencitos. Uno incluso los imagina vírgenes todavía. Y entonces ocurre el momento maravilloso: mueren y ahí comienza la historia de amor. Imaginemos que no se producen esas muertes, que ambos siguen viviendo y que los Montesco y Capuleto se hacen amigos, y ellos terminan casándose. Pasa el tiempo, Romeo pierde el pelo, empieza a echar panza y a Julieta le salen várices y se le caen los pechos. Ya deja de ser una historia de amor para ser una historia cotidiana. ¿Qué es lo mágico de Los corderos Imperfectos? Lo mágico es que Sagrera construye una historia de amor que transcurre durante veinte años, pero para sus protagonistas no ha pasado el tiempo. Eso para mí gusto literario es un hallazgo muy importante. Los momentos en que Mabel está presente es, y cuando está ausente también es. Y Berazategui está todo el tiempo pensando en ella y le es fiel, ambos son fieles como si como si fueran Romeo y Julieta y tuvieran quince y dieciséis años, y han pasado veinte desde que se encontraron por primera vez. Otra cosa que me impresionó de esta novela es el tema de la fe. El encuentro de Berazategui y Salvatierra. Las discusiones entre ambos son riquísimas. Demuestran que Sagrera, es decir Berazategui, tiene un alto conocimiento de las Escrituras, y eso habla de un escritor poderoso. Yo no soy un hombre de fe, pero sigo considerando que ése es el libro de los libros y que contiene todo lo que hay que tener. Vicente Battista Palabras de presentación, Los corderos imperfectos (fragmento). SADE Baradero, 22/09/2010