Lo inolvidable es una novela de amor y pretende ser mucho más. Son las memorias de un enfermo de Alzheimer, un recorrido por la enfermedad desde la fase leve del principio del libro hasta el desastroso final. En lo inolvidable también hay política en el buen sentido de la palabra. Se habla del drama de los niños robados, de las víctimas de la represión, de las injusticias sociales y de la lucha por conseguir un mundo mejor, o al menos, más decente. Lo inolvidable contiene mucha música porque el protagonista, narrador en primera persona, es un virtuoso del violín enamorado de la obra de Bach. También es poeta aficionado y un apasionado de toda expresión artística. En lo inolvidable discurren dos viajes simultáneos: Por un lado la historia de amor que nos cuenta el protagonista y, por otra parte, asistimos al avance lento pero implacable de la enfermedad con los estragos evidentes que causa en la narración. Lo inolvidable es una conversación directa con el lector. El protagonista teme que poco a poco van a ir desapareciendo sus recuerdos y decide contárselos a quien algún día los leerá, sea quien sea. Hay trozos de su vida que merecen la pena, sobre todo su historia de amor, y se niega a que todo se esfume cuando el señor Alzheimer termine el trabajo. En lo inolvidable reina el caos, las incoherencias, los errores gramaticales, las repeticiones innecesarias, los viajes en el tiempo sin sentido, los bruscos cambios de humor sin causa aparente, la inseguridad absoluta del narrador y su miedo a ser incapaz de contarnos su historia. En fin, la enfermedad. Pero también está su terca lucha por salir airoso de esta aventura literaria en que se ha metido, sus esperanzas de dejar en estos torpes escritos al menos retazos de sentimientos, pedazos de sueños, sus ideas y su vida. Será el lector quien juzgue al final si se trata de una misión cumplida o de un rotundo fracaso.