Lo dicho, lo escrito, lo ignorado. Ensayos mínimos entre pedagogia, filosofia y literatura.
- Autor: Carlos Skliar
- Género: Ensayos y Biografías
- ISBN: 978-84-92613-95-3
- Nº Páginas: 384
- Encuadernación: Tapa dura
- Año: 2011
Buena parte de los textos aquí reunidos fueron reescritos intensamente para este libro. Son retazos, fragmentos, notas, párrafos, páginas y artículos deshilachados que, bajo la forma de apuntes de clases, comentarios a algunas citas de autores, textos para presentación de otros libros, guiones de programas de radio y escrituras sin destino aparente -publicados o no- se reencuentran ahora bajo otra intención: hacer resurgir la forma en que la voz dice ciertas palabras en medio de la difícil o casi imposible pronunciación de ese lenguaje a veces educativo, a veces filosófico, a veces literario. Los textos que siguen estaban en alguna parte, pero fueron ensayados de nuevo, una y otra vez. No en el nombre de la Idea o de la Verdad o de la Luminosidad. Los textos originales siguieron esa misma estela. Todo fue hecho en nombre de una cierta pronunciación, de la voz en la escritura. Decir una palabra es ponerle voz, darle voz. Hacerla escuchar. Y la voz está en el cuerpo, está encarnada. Decir una palabra y hurgar por dentro de lo dicho es el único modo que disponemos para impedir que una palabra se nos imponga como lo que ‘debería ser’, se volatilice en el frenesí voraz de estos tiempos y se pierda, irremediablemente, pues ya nadie puede o desea pronunciarlas. Hay muchas palabras que se han caído al suelo. Y las pisoteamos o disimulamos que no están allí o las escondemos impunemente debajo de la alfombra de la voracidad del ‘progreso’ hasta abandonarlas, polvorientas, en nombre de la ‘razón creciente y progresiva’. Tal vez no hemos advertido que somos nosotros mismos quienes estamos caídos, quienes nos escondemos detrás de las palabras caídas, quienes nos abandonamos en la pronunciación demasiado fugaz o quienes formamos parte de ese lenguaje que no conversa, un lenguaje deshabitado, despoblado como dice José Luis Pardo: un lenguaje sin voz. Tiene razón el poeta Roberto Juarroz: las palabras están por el suelo y habría que hacer un lenguaje con las palabras caídas: “También las palabras caen al suelo / Como pájaros repentinamente enloquecidos / Por sus propios movimientos (…) Entonces desde el suelo / Las propias palabras construyen una escala / Para ascender de nuevo al discurso del hombro / A su balbuceo / O a su frase final. / Pero hay algunas que permanecen caídas / Y a veces uno las encuentra / En un casi larvado mimetismo. / Como si supieran que alguien va a ir a recogerlas / Para construir con ellas un nuevo lenguaje / Un lenguaje hecho solamente con palabras caídas”. Pese a las apariencias éste es y no es un libro de definiciones. Es y no es un diccionario. Es y no es un libro que intenta decidir, establecer y fijar un léxico, un vocabulario que pretenda enseñar algo. Tampoco es cierto que sea un libro que sólo tiene que ver con el ejercicio de la escritura, mucho menos con esa práctica autómata y cerrada sobre sí mismo con la que muchas veces pronunciamos el código estrecho de ‘lo académico’. La escritura que se ha puesto en juego es una escritura de frontera. A veces inclasificable. Lo que no la hace ni mejor ni peor que otras escrituras. Hay, por cierto, una presencia respirable de la lectura, de los efectos de la lectura, de la compañía de la lectura, de esa lectura peculiar que se hace presente cuando es convocada por la escritura. Y hay ensayos sobre ciertas palabras, en el sentido más filosófico y más literario: la idea de experiencia y no la noción de categoría; la asunción de una determinada posición antisistemática y anti-ceremonial, en los términos utilizados hace algún tiempo por Walter Benjamin.