Lucas es un niño a quien encanta ver las estrellas desde muy pequeño. Tiene su telescopio y todas las noches las contempla. Una noche, al ir a observar las estrellas, estas no estaban ahí en el cielo, donde deberían estar, por lo que se preocupó y espantó. Al parecer nadie lo había notado, excepto él, pues nadie había dicho nada, ni siquiera en las noticias de la televisión o de la radio. Le dijo a papá y a mamá, quienes son científicos, para saber si lo que estaba sucediendo era algo normal. Ninguno de los dos supo que era lo que sucedía por lo que Lucas se hizo a la misión de averiguarlo. A la primera que le preguntó fue a la que se le hizo la más obvio que supiera, la Luna, pues ella es la compañera de las estrellas. Pero la Luna tampoco sabía nada, estaba igual de extrañada y preocupada que él. La Luna le recomendó preguntarle a la estrella más grande que conocía, el Señor Sol, quien a pesar de ser también una estrella no había dejado de aparecer día con día. El Señor Sol le dijo a Lucas que las estrellas habían dejado de aparecer porque ya nadie les hacía caso y que incluso él dejaría de verse pronto por la misma razón. Lucas tenía un mes para hacer que la gente volviera a contemplar las estrellas, si no el Señor Sol también desaparecería y la tierra viviría por siempre en la oscuridad. Al final de ese mes habría un eclipse total de sol y el Señor Sol ya no volvería a ser visto. Si Lucas lograba convencer a la gente que volviera a voltear al cielo para ver las estrellas, el Señor Sol saldría detrás de la Luna después del eclipse y seguiría iluminando y calentando a la Tierra, como siempre. Si no lo lograba, después de pasar la Luna frente al Señor Sol ya no daría más luz ni calor. Entre Lucas, su mejor amigo, Gonzalo, papá y mamá, pensaron en varios planes por medio de los cuales tratarían de hacer que la gente volteara al cielo para ver que las estrellas ya no estaban ahí y pidieran que regresaran a iluminar las noches, pero ninguno funcionó. Uno días antes de que se cumpliera el mes de plazo y ya desesperados porque los planes no funcionaban, a Lucas se le ocurrió que tendrían que hacer que la ausencia de las estrellas fuera evidente, por lo que pensó en dejar en total oscuridad a la ciudad. En esta ocasión, apoyados por el alcalde de la ciudad, sí funcionó el plan, por lo que la gente de la ciudad se dio cuenta que las estrellas no estaban y les pidieron que volvieran a aparecer noche con noche y además que el Señor Sol no dejara de salir todos los días. Lucas, Gonzalo, papá y mamá por fin lo lograron. El Señor Sol se sintió feliz de poder seguir apareciendo día con día y Lucas pudo ver las estrellas de nuevo por las noches.