¿Qué siente una niña que cree que es diferente, imperfecta, innecesaria? ¿Dónde se refugia? ¿Cómo se pasa de los sueños adolescentes a los fracasos adultos? ¿Cómo se sobrevive a la traición y a las pérdidas? ¿Dónde empieza la resurrección? No soy poeta; nunca quise usar los versos para contar historias y, sin embargo, estos textos fueron, muchas veces, un acto de exorcismo contra los demonios que me habitaron en el pasado (algunos todavía me visitan sin permiso). Hubo momentos en los que las predicciones de la pitonisa me avisaron del peligro; sin embargo, es difícil protegerse cuando solo se percibe su sombra. El reflejo atávico de muchas existencias, mías y de otra gente, se pasean por estas páginas en forma de sueños, miedos, logros, pesadillas, amores, desamores, traiciones, cicatrices… Estos versos, tejidos entre verdades y falacias, sirven también para rescatar trozos de felicidad y ráfagas de esperanza que, a pesar de todas las destrucciones, siempre están ahí para ayudar a reconstruirme.