De todos los instantes, el de la soledad no se parece a ningún otro. Es forzosamente propio, se reconoce genuino (cuando no, salvaje), suele tener algo auténtico que decir y se anida en la potencia de lo irrepetible. ¿Sufre de incomodidad? Quizás. Esta podría ser una breve explicación al detenerse en "La soledad del instante", título de un volumen recientemente publicado que reúne 50 poemas con una portada cuya imagen central es la de un espejito de mano (un guiño ofrecido que amplía el concepto de mirarse en profundidad y en exclusividad). Otros dirían que va asociado al inherente oficio del escritor: instantes de soledad para intentar abrazar la epifanía y la artesanía de una obra, el don, las penurias y las horas. Cada uno de los poemas del primer poemario de Valeria Sabbag coopera con ambos ángulos. Con versos que, pareciendo solitarios, buscan el eco de la complicidad, que llaman a la desnudez, que se amplifican en la mirada de un otro desde la mano de quien abraza un arraigado amor por las letras. La autora recrea una poética despojada, nutrida de metáforas y de un rico lenguaje visual para conectar al lector con emociones plenas, con una visión profunda y libre de artilugios. La escritura de "La soledad del instante" tiene cierto asiento, trabajo de pluma y siempre el de exploración: Busco un poema como una anfetamina que se apodere del hambre, dice en uno de sus versos. Quien abra este libro y quiera aterrizar en una página al azar, correrá el riesgo de verse reflejado, de verse enunciado y de verse llamado a sus propios instantes. Necesariamente deberá hacerse amigo de la intensidad. Sobre la autora: Valeria Sabbag nació en Buenos Aires el 11 de agosto de 1974, es Lic en Publicidad. Durante 4 años se formó en el taller de Santiago Kovadloff, recibiendo el aporte destacado y decisivo del filósofo y escritor. Ha publicado Deliciosos Cigarrillos Mentolados (cuentos).