Tercera entrega de la saga “El Visitador, 1525”. Fray Pablo de Carmona muere asesinado a los pies del monasterio de San Bernardo de la Rosa, solo tiene tiempo de decir una palabra: “sub rosa”. Su amigo Alfonso de Valdés debe detener al asesino al que denominan “El Escorpión” por su “modus operandi”. Otros asesinatos se suceden en la Valencia de 1525, en la que se ven involucrados una misteriosa sociedad secreta llamada “Orden de los Rosacruces” y la extraña secta de los “Abecedarianos” que pretende destruir las bibliotecas y los libros. Paralelamente el inquisidor fray Antonio de Olivares esta empeñado en desmantelar una sociedad criptoluterana que sospecha tiene su sede en el propio convento de San Agustín. A través de los capítulos se nos hace un recorrido por la floreciente comunidad alemana de aquella época encabezados por el factor Conrado Humpis de la compañía Ravensburg y el impresor Cristobal Hoffman. En esta ocasión el visitador Valdés además de la compañía de su pupilo Juan de Aragón, cuenta con la ayuda de Joanes Dantiscus, embajador de Polonia en España. En el fondo subyace la gran guerra religioso-ideológica del siglo XVI entre luteranos y católicos, y los erasmistas como una tercera vía, cada vez con menos espacio. Como trasfondo también se recrea la “Guerra de los Campesinos” que asoló Alemania por aquellos años y de la que se ofrecen diversas versiones, como diversos son los colores que refleja un prisma de cristal, incluyendo la singular versión del mago Eugenio de Torralba. Como punto de partida histórico se halla la ejecución en Valencia en 1524 del mercader alemán Blay Esteve, primer mártir luterano de España, y como “leitmotive”: la rosa. Desde la rosa como símbolo del secreto hasta la rosa como encarnación de la idea pura Platón, y por supuesto la rosa crucífera de Martín Lutero.