A partir de sus años de experiencia como pedagoga especializada en el apoyo a los estudios y la "recuperación académica de alumnos en riesgo de fracaso y abandono escolar" Carmen Salván reflexiona sobre las características del sistema escolar español. Hasta ahora, y con pocas excepciones, el baremo para evaluar la calidad de nuestro sistema educativo ha sido siempre el "nivel de conocimientos". Sin embargo, las destrezas intelectuales, las técnicas de estudio, los métodos de trabajo creativo y científico, así como la inteligencia emocional y las aptitudes propias de cada uno, como herramientas de desarrollo personal, están descuidados. Para Salván son éstos los verdaderos objetivos a alcanzar, y son además el único medio para potenciar a los alumnos inicialmente desfavorecidos por la cultura. En un recorrido por todos los sectores implicados, Salván propone estrategias, actitudes, pautas básicas y técnicas, allí donde las considera útiles: profesores necesitados de didáctica y psicología evolutiva; padres faltos de principios claros y maduros para ejercer la autoridad afectiva; alumnos sin motivación ni técnicas de trabajo, y políticos tendentes al paternalismo y la profusión normativa para tutelar al cuerpo docente. Todo ello sin necesidad de realizar grandes cambios en la estructura escolar actual, y adecuándose a la realidad, pero proponiendo un horizonte distinto al que ahora se persigue: el desarrollo de las destrezas intelectuales, emocionales y sociales, por encima de la adquisición de conocimientos. Como fundamento último de sus propuestas, la tercera parte del libro representa el lado más filosófico del análisis, en el que se plasma el ideal de la educación y de la enseñanza que se ponen el objetivo de desarrollar al individuo del modo más integral. En resumen, el libro describe la vivencia más o menos consciente de cada sector implicado en el sistema educativo, (profesores, alumnos, padres, legisladores educativos) para comprender su punto de vista en el debate acerca de cómo mejorar la enseñanza y la educación. Sugiere caminos de confluencia a todos ellos, y dirige su propuesta a la consecución de un ideal filosófico, el hombre educado con el desarrollo de su mejor potencial como ser humano, como ciudadano del mundo y como generador de progreso.