En 1999, el teniente coronel Hugo Chávez llega por la vía del voto popular a la presidencia del país de mayor estabilidad y con garantía de alternancia democrática de Latinoamérica, al menos hasta el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez (1988-1993), a quien Chávez intentó derrocar en 1992. Esa intentona militar es un hito en el declive de la democracia venezolana que ya hacía aguas cuando Chávez tomó el poder con un discurso que redimía a los menesterosos y en torno al cual se creó un imaginario que revivió la era de los caudillos del siglo XIX. Con Chávez, aun legitimado en el poder con respaldo popular en las elecciones, se reanudó la larga trayectoria de gobiernos militares que ha signado la historia del país, trayectoria esta que tuvo un interregno en el período democrático entre 1958 y 1999. Los precios altos del petróleo sirvieron de músculo financiero al proyecto político chavista que trascendió las fronteras del país suramericano. Pasados los años del "socialismo" venezolano, el otrora petro Estado, o , mejor, su gobierno, ya no puede garantizar una vida digna a su población. La mayoría de la sociedad pasó en pocos años de una condición de bonanza gracias a la renta petrolera a otra de pobreza que la tiene sitiada y, de momento, sin salida. ¿Cómo se consolidó en la región un movimiento sustentado en un discurso al tenor de la Guerra Fría que se creía ya superado? ¿Cómo es que un país que llegó a ocupar el segundo lugar de exportación cafetalera y cacaotera en el mundo, y que llegó a tener uno de los índices per cápita de PIB más altos de América Latina durante décadas, sea ahora una nación en la que la gente muere por falta de medicinas y que muestra altas cifras de desnutrición infantil que avergüenzan hasta a los artistas de cine, músicos de renombre internacional y organizaciones de derechos humanos que han fijado posición dura contra el gobierno de Nicolás Maduro? ¿Qué pasó con el otrora paraíso de América al que llegaron miles de emigrantes europeos de la posguerra y cuyos hijos y nietos están padeciendo circunstancias similares a las que les tocó sufrir a sus padres y abuelos? ¿ Son las sanciones impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea las únicas causas de la crisis venezolana? En esta serie de incógnitas y en medio de una diáspora de venezolanos que se calcula en 5 millones, muchos de los cuales huyen por la frontera con Colombia, caben otras preguntas pensadas en términos prospectivos, dadas las circunstancias de 2020 y lo que va de 2021: ¿Estamos en la fase final del proyecto político chavista en Venezuela? ¿Habrá un retorno al sistema democrático en este país? ¿Qué pasará con el socialismo del siglo XXI en Latinoamérica? ¿Se extenderá en el tiempo la tragedia venezolana? Hay que echar mano de la historia para tratar de dar respuestas a estas inquietudes del presente y comprender la paradoja de un país petrolero con una democracia resquebrajada y en condiciones de emergencia humanitaria compleja, que tiene a la pobreza como una de sus dimensiones. Es una enfermedad de muy larga data la que sufre este país. En estas páginas se plantean algunas pistas para comprender de dónde viene el mal.