Es un libro muy especial con el que la poeta quiere acercarnos a la verdad que nos dicen las horas a la cara, cuando están desnudas, sin tapujos. Como nos dice la autora: “La desnudez expresiva de las horas hace de estos poemas una indagación interior y exterior, que se materializa en una forma de compartir las vivencias, la existencia, la realidad, la noche y el día, el tiempo, como siluetas que se van diluyendo pero que dejan huella, sobre todo en el lector.” El poemario atiende a las horas en general, las actuales, las de júbilo, de zozobra, de la memoria… y nos acerca a la reflexión, nos lleva a pensar acerca de cómo aprovechamos nuestro tiempo, porque estamos de paso y la vida es corta y es prestada. Un libro completo, contextualizado en el tiempo actual, con dosis de sensualidad y un delicado perfume que te llevan a hacer un viaje en el tiempo. Con influencia de la simbología francesa, alusiones a la mujer, a la problemática social que sufren los silenciados, los vulnerables, las víctimas del maltrato, víctimas de la guerra, del racismo, los más vulnerables, los olvidados, los nadies. La poeta resalta la importancia del compromiso social que en ella se hace carne y sin olvidar la realidad que nos rodea, nos invita a descubrir en sus poemas ese grito, ese llamado de atención, esa letanía que vibra en el viento como un susurro que no tiene fin. Sus poemas propician una visión positiva del acontecer cotidiano intentando darle un sentido a la existencia. Escribe la poeta en uno de sus versos: “Y entre la ignominia y el caos/ a veces sucede el milagro/ y vuelves a creer/ que existen horas revelación/ como puntos de partida.”