Las narraciones que nos describe Carlos Pérez de Villarreal son fruto de la observación y absorción de hechos cotidianos, que sólo un escritor sabe atrapar y plasmar en la página vacía. Estas narraciones bien podrían ser aquellas que oralmente ganan su lugar en cualquier reunión y que a veces el tiempo y la memoria suelen deformar. Ahora, algunas de estas historias están aquí, grabadas para siempre con la sutil labor que el autor pone de manifiesto en cada trazo, en cada personaje, en cada emoción y en cada imagen; demostrando su conocimiento del oficio y su afán investigativo periodístico, como sucede en “El combate”. Luego mezcla ficción con realidad con llamativa imaginación y viaja del sujeto al objeto con mucha fineza, como acontece en el relato de “La lapicera” o “Ya estoy lista”. Desde conversar con una estatua hasta viajar al espacio exterior, dejan abierta una sensación de sueños, conjeturas, y pesadillas que atrapan al lector con fluidez. Con sencillez y profundidad, Carlos nos transmite un saludable mensaje para reflexionar en cada relato. Toca con astucia hechos grabados en la historia general, y en cualquier niñez que nos permite tomar como propia la narración; como ocurre en la aventura de un tobogán, o la mágica mirada del misterio de la Navidad. Juega con los sonidos, olores y colores con gran pasión aventurera y alegría que hacen amenos los relatos. Su brevedad narrativa, producto de una tarea detallada, nos deja un sabor alegre en cada lectura y nos advierte que su crecimiento literario alcanzará de aquí en más, un vuelo significativo, que sólo su creatividad y atrevimiento pueden darle sentido e intensidad. Este libro es un gran punto de partida para el mundo literario que Carlos nos sugiere.