Nunca había tenido conciencia de lo profundo que es el mar. Probablemente, si las cosas hubiesen sido un poco distintas me habría dado cuenta mucho antes. No hace tanto que visité esta orilla por última vez, la verdad. Pero esa última vez fue tan dolorosa… Fue tan extremadamente dolorosa que todo lo que conservo de ella en el recuerdo es una presión en el pecho que oprime mi corazón, como si un gigante de las antiguas historias estuviera jugando a asfixiarme… Fue tan dolorosa, que apenas consigo recordar si era de día o de noche. Sí recuerdo que el mar estaba en calma, no como hoy. Hoy las nubes me amenazan con sus gritos y se dedican a mirarme con condescendencia desde el resplandor de sus relámpagos. Aquí estoy de nuevo, esperando vuestro juicio, Karthas. Juré que no volvería aquí y lo he hecho. Juré que no lavaría mis manos con las lágrimas del arrepentimiento y lo he hecho… Juré tantas cosas que no he cumplido, que aún rezo por llevar a cabo la última de ellas, quizá la más importante. Conseguiré recuperar la gloria del nombre de mis ancestros… desde el abismo.