Verano de 1941: Nací en un pueblo ni demasiado grande ni demasiado pequeño, próximo a la cordillera Pirenaica. Fui ingresado en un internado, regido por religiosos, donde perdí aquella felicidad y no tardé en tomar conciencia que la vida no iba a ser fácil de ninguna manera… ¡La letra, con sangre entra!, decían mientras te arreaban unos cuantos sopapos para confirmar la sentencia... Fueron 8 interminables años en los que intentaron dejar impresa en mi mente una serie de creencias y valores que, a su vez, tenían absolutamente pisoteados. Debo decir que, aunque algunos de sus mensajes me parecían correctos, su actuación no. A los 24 años, conseguí la plaza de Secretario de Dirección en los laboratorios de una Multinacional, con sede en Madrid, especializados en trabajos geotécnicos para la construcción. Ya estaba preparado para afrontar cualquier reto en este campo, la Compañía confió en mí y fui elegido para dirigir unos proyectos como Director de Laboratorio en la sucursal de Brasil, con sede en Río de Janeiro, donde transcurrieron 4 maravillosos años, acompañado de mi mujer y de mis tres hijos. En Río disfruté de un clima tropical, sin temperaturas extremas, de sus gentes, de la Caipirinha y especialmente de los Carnavales. Con 42 años y seguro de mi mismo, me desligué de los compromisos laborales para organizar mi propia Empresa. Este hecho, me permitió dirigir mis propios trabajos en túneles para trenes de Alta Velocidad, centrales Petroquímicas, refinerías de petróleo, Centrales Nucleares y proyectos de mantenimiento de Presas Hidráulicas, entre otros, en lugares tan dispares como Egipto, Suiza, Francia, Ecuador, Portugal y España, hasta que en 2008 llegó la «Crisis». A partir de este desastre, que prefiero no recordar, todo se vino abajo como un castillo de naipes, acabando con mi aventura empresarial y la de miles de colegas que quedaron, no solamente arruinados, sino arrastrando deudas millonarias. – Muchos no lo soportaron y decidieron irse de este mundo. A mis 62 años, sin posibilidad de recuperar mi actividad, sentí la obligación de hacer algo. Prácticamente sin recursos, destrozado por dentro y negándome a aceptar lo ocurrido, creí que el mundo debía conocer cómo había desaparecido mi proyecto de vida y de tantos otros en un abrir y cerrar de ojos, no solamente para para denunciar, sino para que los demás intentaran protegerse contra esta raza de individuos. Tenía ante mí un reto colosal pero, a pesar de que nunca había escrito un libro, en Marzo de 2013 conseguí, sin destrozar el idioma, publicar con EDITORIAL CÍRCULO ROJO mi primer trabajo ¿POR QUÉ SOMOS TAN IMBÉCILES?, bajo seudónimo de J.M. RASKAVICH, del que existen 5 Ediciones, hasta que en el año 2018 apareció la 6ª, traducida al Inglés y publicada por AMAZON. Admito que, desde la impotencia, negros nubarrones atravesaron mi mente y pensé en abandonar este mundo, no sin antes, acabar con el responsable directo y visible del desastre. No lo hice, y decidí que sería más civilizado escribir, para dejar en evidencia a aquella serie de individuos que nos piden sus votos de rodillas y que, una vez elegidos por nosotros mismos, se convierten en nuestros verdugos y también a los que, en su inconsciencia o mirando hacia otro lado, lo consienten.