Magdalena es una enfermiza chiquilla de siete años que vive con su familia en Carmen de Patagones, allá por 1850. Aunque es su hermana mayor, Elena, quien en realidad se ocupa de ella; porque su madre nunca se ha hecho cargo de sus hijos. Mujer vanidosa, fría y calculadora, jamás imaginó que al casarse con un fondero, él la llevaría a vivir a los confines del mundo. Molesta con su marido por haber sido relegada a un villorrio perdido en la Patagonia argentina, cuando su hijo Fernando, encargado del distante Faro de la isla La Tempestad, llega a visitarlas, ella urde un perfecto plan para deshacerse de toda la familia, y así poder huir de tan deprimente entorno. Entonces, sin otra opción, la enferma Dida y la valerosa Elena parten junto a su hermano en la goleta para radicarse en el tempestuoso faro, donde además vive el mayor de los hermanos: un ser eremita, constantemente torturado por su pasado. A pesar de tamaña desolación las muchachas aprenden a vivir con el destino que les tocó. Se amoldan al clima extremo y a la permanente soledad en el medio del océano atlántico, en una isla que es apenas una gigantesca y altísima roca golpeada una y otra vez por la furia de las olas. En ese salvaje entorno vivirán docenas de aventuras, las atropellarán insospechados terrores, se enfrentarán a los piratas, a los visitantes desaprensivos, descubrirán tesoros inimaginables, sufrirán accidentes peligrosos… y también, palpitarán apasionados amores.