“El arenero”, Premio Internacional de Cuento Juan Rulfo 2010, es uno de los trece relatos que integran Historias de río. Sus protagonistas son hombres y mujeres cuyas vidas están signadas por la omnipresencia del agua que dirige sus destinos. Símbolo de la fertilidad, de la vida y la muerte, el río representa la existencia humana y su flujo, con la sucesión de deseos, sentimientos, intenciones de los seres que habitan en sus orillas, que lo cruzan diariamente, que navegan por sus aguas o que simplemente lo contemplan. Con una prosa cuidada en la que afloran ecos borgeanos, los cuentos explotan al máximo los recursos narrativos: tiempo, espacio, diálogos y personajes están trabajados como solo puede hacerlo un escritor que sabe relatar. Los narradores merecen un párrafo aparte. Ripoll explora casi todas las posibilidades, deja hablar a los personajes, penetra en sus sueños y en sus pensamientos, pero todo en un fluir en el que ningún recurso desentona. El lenguaje es otro de los aciertos, porque en cada historia se logra el tono justo, el registro adecuado, destacándose el uso de imágenes y de metáforas, que transforman algunos fragmentos en auténtica poesía. Son especialmente logradas las personificaciones del río que se constituye en el verdadero protagonista de todos los relatos, porque “No importa cuánto tiempo tengas en el agua; […] el hombre siempre es un extraño”. Como todas las buenas historias, las de este libro, exceden la vida de los personajes y nos hablan a cada uno de los lectores.