Esta es la historia de seis mujeres y una casa que las protege con exagerado recelo. “La Borrasca” es su nombre. Fueron usados en su construcción maderos y clavos rescatados de un viejo naufragio y cañerías y grifería de una iglesia abandonada. Por esto, siempre se dijo en el pueblo que la casa tenía un alma bicéfala, barco e iglesia se fundían en una construcción siamesa junto al pecado y la pureza, a la ginebra y al vino monacal, junto a las maldiciones y las alabanzas. «La Borrasca» no es una casa cualquiera. Inmersas en su peculiar atmósfera, cuatro generaciones de mujeres luchan en medio de una sociedad que no las acepta ni las comprende. Con magia y misterio, «La Borrasca» parece protegerlas del mundo exterior y sobre todo de los hombres. « La casa éramos nosotras y nosotras éramos la casa. Nunca advertimos la fuerza que tuvo que crear para protegernos. La casa guiaba tanto a los espíritus como a los mortales que la habitaban…» afirma Liz, la gran protagonista de esta novela. Es a través de su voz y sus visiones que la historia va y viene a través del tiempo desgranando personajes, conflictos, incertidumbres y certezas. Un resumen perfecto de humanidad con sus miserias y virtudes. Vidas y muertes confluyen en este relato al que no podía faltarle, la presencia inevitable del amor.