Resulta coloquial la expresión de que “venimos sin manual de instrucciones” y, aunque no seamos un aparato con un funcionamiento determinado, sin embargo viene a reflejar la situación existencial en la que nos encontramos, en la que no tenemos modelos o guías que nos ayuden u orienten de manera segura en el desarrollo de nuestro devenir y paso por este mundo. Hasta ahora, nos hemos valido -más bien inconscientemente- sobre todo de nuestro instinto natural y algunas interpretaciones basadas en creencias (animistas, mágicas, religiosas, místicas). Mientras que este ensayo se basa en los principios de la evolución para poder determinar, del modo más objetivo posible, las orientaciones básicas y consolidadas que la naturaleza y sus interacciones han ido determinando a lo largo de millones de años y, concretamente, del desarrollo de la vida. No son muchas, pero al menos tratan de responder de forma válida al “abc” de nuestra existencia, por medio de los conocimientos que ya ofrecen los estudios de sociobiología y otras ciencias sobre los comportamientos más adaptados. La “brújula existencial” aquí recogida marca los “puntos cardinales” para orientar cualquier existencia, empezando por la nuestra; estos son: igualdad, cooperación e innovación. En nuestro caso, la simple revisión de nuestro “pertrecho” como especie partícipe en la “marcha” del Universo nos indica que no estamos siguiendo unas buenas coordenadas en cuanto a la orientación correcta; cumpliendo por tanto dotarnos culturalmente de las mejores referencias a este respecto, para intentar conseguir así una mayor y recomendable armonía interna (entre nosotros) y externa (con el entorno), lo que claramente va en otro sentido al que estamos dando a nuestras vidas y, por tanto, supone la primera gran dificultad para procurar corregir nuestro “rumbo” hacia la mejor “ruta” para esta singladura existencial, tanto a nivel individual como colectivamente.