En el vértigo azul de una mirada
- Autor: MARIA ANGELES LONARDI
- Género: Poesía
- ISBN: 978-84-1104-574-2
- Nº Páginas: 106
- Encuadernación: Tapa blanda
- Año: 2021
Prólogo: Miradas que abrazan (fragmento). Diez miradas le hicieron falta a Huidobro para descubrir la belleza entre un sueño y una catástrofe; Sabines buscó el rastro de una mirada en la sombra del agua y el eco de un suspiro; Cernuda, una mirada fugaz entre las sombras; Storni la perdió distraídamente sin volverla a encontrar; y Bécquer… Bécquer la intercambió por un mundo. ¿Cuánto vale una mirada en la poesía? María Ángeles Lonardi lo sabe bien. Por eso, los versos que componen En el vértigo azul de una mirada retoman esta imagen en un tiempo como el nuestro que demanda una mirada activa. En su libro Modos de ver, John Berger nos avisa de que la vista llega antes que las palabras pues las niñas y los niños miran y ven antes de hablar. Berger concluye que mirar es un acto de elección y nos dice que la mirada es una zona interior donde se sedimentan nuestras experiencias. En estos versos Lonardi nos regala su mirada, generosa y honesta. Al igual que la de los poetas románticos, se dirige hacia adentro, se sumerge en las aguas más profundas, como diría Shelley en su «Endymion», pero también mira punzantemente al exterior, a la realidad social, y la denuncia sin tapujos. Como escribiera William Butler Yeats a Ezra Pound en 1928: «Combatiré la crueldad de las ambiciones mezquinas hasta la muerte». Yeats generalizó este rasgo a toda la generación de Pound que había sobrevivido al movimiento romántico y acabó reconociéndose un revolucionario, «una gota de histeria todavía en el fondo de la copa». Lonardi combina la doble mirada en un libro dedicado íntegramente a este motivo sin olvidar el vértigo que supone mirar desde el compromiso ético y social, sin olvidar esa gota de histeria que ha de tener la poesía. (...) En este viaje a través de la mirada, Lonardi mira sin miedo y nos hace mirar con ella. Sin miedo. Mirar es un acto de elección, ya lo decía Berger. Si elegimos mirar con Lonardi nos veremos a nosotros y a nosotras mismas en los espejos de sus palabras pero también, como Alicia, los cruzaremos para ver qué hay al otro lado. Tal vez encontremos el abrazo que tanto anhelamos. Gerardo Rodríguez Salas