En 1320, cerca de la abadía de Mont-Saint–Michel, un grupo de hombres y mujeres decide seguir los pasos de un predicador desconocido, con el objeto de iniciar una larga cruzada que, supuestamente, los ha de llevar a Tierra Santa. Durante los últimos años, un tiempo inusualmente húmedo y frío había provocado nefastas cosechas, miseria y hambre. Desesperados y ansiosos por alcanzar una vida mejor, los campesinos abandonan sus hogares e inician un viaje sin retorno. Durante su peregrinación por tierras francesas, criminales y gentes sin oficio se unen a ellos. El grupo llega a ser tan numeroso, que es incapaz de hacer frente a las necesidades básicas de sustento. Como consecuencia, los objetivos de su nueva misión pasan a ser los judíos, enemigos del pueblo y eventuales aliados de la monarquía. Las comunidades de Saintes, Verdún, Toulouse y muchas otras poblaciones, sufren el asedio y la barbarie por parte de estos rebeldes, que cambian sus cruces por espadas, y su fe por fanatismo. Ante el avance y triunfo de los rebeldes, la monarquía y el papado se ven obligados a actuar de manera contundente. Sin embargo, los supervivientes logran escapar del acoso de las tropas reales, dirigiéndose hacia la frontera y atravesando los Pirineos. En tierras aragonesas prosiguen con su cruzada de terror y barbarie, aliándose con las autoridades locales, asaltando la judería de Montclús y provocando una verdadera masacre. Alice, una joven de los suburbios de París, se une a la cruzada. Allí conoce a Bernat Guerrer, un templario acusado de robar el pergamino que demuestra la inocencia del Temple y amenaza la credibilidad de la Iglesia. Juntos compartirán un sinfín de aventuras y forjarán una amistad inquebrantable. Una novela cruda y sin concesiones, que ahonda en la miseria, la desesperación y la inquina de una cruzada popular que puso en jaque al poder establecido. Una historia desgarradora donde la lucha por la supervivencia, las ansias de gloria y el amor, se entremezclan de manera vertiginosa.