¿Qué harías para lograr la perfección? Si requiriese aislamiento, soledad, incomprensión por parte del resto de la sociedad, ¿aceptarías? En este relato veremos la historia de alguien que tenía un sí por respuesta muy clara a esas preguntas. Un paseo por el mundo oculto detrás de la audiofilia, la pasión por la fidelidad auditiva y la técnica detrás de la acústica, entraremos en la mente de uno de sus expertos. Una persona con fascinación absorta y un oído refinado, preparado a fin de captar hasta los detalles más difíciles de escuchar para el resto de los mortales. Un elegido entre una turba de ignorantes sonoros, «sordos» como se les llama en la jerga. O al menos así es como se ve a sí mismo. Su manto de perfección impoluta será puesto a prueba por un desperfecto, falla, distorsión. Un rival inesperado sin explicación alguna, que escapa a todos los elementos de control. Una grieta que mancha el placer de un equipo especial y deja inservible la habitación con tratamiento acústico. Cuando el enigma se haga más grande y niegue toda posibilidad de arreglo, la cordura será lo que se vea en riesgo. Memorias de sacrificios, gastos monetarios y emocionales. Peajes en el camino que traza la obsesión por la más noble de las artes, según su educada opinión. Una metáfora del aislamiento. Los peligros de distanciarse del resto de la humanidad. Los costes personales que se dejan por nutrir una pasión y la delgada línea entre la perfección y la locura. Cuando el tejido de la realidad se compromete, y lo que consideramos certero trastabilla, ¿podremos encontrar la salida? Nuestro protagonista se dejará buena parte de su sanidad mental en ello, sacando a la luz varias oportunidades en las que su compulsión por el audio lo arrastró a costas oscuras.