Marzo de 1560. Los condes de Bamio están en la más absoluta ruina, motivo por el que han decidido casar a su única hija con un rico genovés. Unas horas antes de que su prometido llegue, la novia se fuga con otro hombre, dejando a sus padres consternados. Para el conde el escándalo y la ruina son inevitables, sin embargo, la condesa no opina lo mismo: ―No nos pongamos trágicos, Alfonso. Seguiremos adelante con la boda. Ese muchacho no sabe de ella más que lo que le han contado. Nunca la ha visto. Cualquier joven que nosotros le presentemos como nuestra hija así será para él. Un engaño desencadenado por la desesperación que cambiará el destino de una joven sirvienta, donde la verdad será arrastrada por el peso de los sentimientos.