Joana Cabot reúne a sus dos hijos, Clara y Sito, en la vieja casa que heredó de su padre, para comunicarles una decisión. El reencuentro revelará las grietas familiares que ni el tiempo ni los afectos han reparado. Todo ello bajo la atenta mirada de la casa, el nido. Precisamente, será esta inesperada y peculiar observadora quien se convertirá a lo largo del libro en la clave de esta historia. Una novela que retrata las contradicciones y el desencanto, no tan solo de una familia, sino de una sociedad y una época, también de una tierra. Cada casa tiene una o diversas historias, paredes fisuradas, tejas a medio romper, manchas de humedad… En este libro, pero, permitidme que os hable de una casa que creía que lo peor que le podía pasar era ser invadida por la carcoma hasta que se enfrentó al debate sobre su futuro. Una historia verdadera en la que no importa quién habla, sino las respuestas que florecen de una primavera a otra. Basta con mirar con atención y afinar el oído para escuchar las memorias y las voces de los nidos.