El libro de las ex-cusas
- Autor: Antonio González Croissier
- Género: Poesía
- ISBN: 978 8409079988
- Nº Páginas: 74
- Encuadernación: Tapa blanda
- Año: 2019
"Una excusa es una manera de razonamiento, según la cual una mentira se transforma en verdad. Pero la realidad que nos circunda se ha transformado en ficción programada para que pensemos en una sola dirección; es decir, para que no pensemos y, por ende, no tengamos la más mínima capacidad creativa. Y tampoco tengamos capacidad, por tanto de vivir plenamente. Lo mismo le pasa al lenguaje que sirve para expresar esa realidad como instrumento de dominio y acotamiento. Mentira pasa a significar verdad y viceversa. Por tal razón la poeta Olvido García Valdés establece que la poesía siempre dice la verdad del mundo; o sea, la poesía, tal como venimos razonando es la excusa de esa verdad ante un mundo transformado en mentira. Si no me equivoco, por ahí van los tiros (nunca mejor dicho) de este Libro de las excusas, de Antonio González Croissier. Nada que ver, desde luego, con algunos opúsculos de contrición religiosa como aquel Libro dorado de las excusas, de un tal John Doe y mucho menos con los tan manidos libros de autoayuda. Muy al contrario, ya desde el título del poemario nos encontramos con un feliz retruécano. Si seguimos el hilo de lo que les vengo diciendo: la mentira es verdad, porque la verdad es mentira. Entonces es cuando el instrumento de esa mentira verdadera (la excusa) se transforma en poesía. El Libro de las excusas, es el primer poemario de Antonio González Croissier y, por tanto, como decía, no busquen más excusas, busquen la verdad entre las líneas de su libro. La verdad del corazón que es la única verdad posible. Decía una amiga chilena que el poeta escribe con el co-razón; es decir, con esa razón que todos compartimos y que palpita en el pensamiento. En el Libro de Toni, hay sentimiento y sensibilidad. Sentimientos muy definidos que en nada se parecen al sentimentalismo ramplón y mentiroso que se basa en repetir una serie de esquemas manidos por el desgaste. Son sentimientos personales e intransferibles y, por tanto, auténticos. Véanlo ustedes mismos en el poema en prosa dedicado a Leonard Cohen: «¿Cuánto debe someter la sangre que escribe a la herida abierta? ¿Cuánta tristeza cabe en la voz del poeta que canta, con voz grave, el adiós a su compañera?». Sentimientos que nos conducen a la sensibilidad y a la emoción. Se dice que un poema, sea del estilo que sea, si no tiene al menos estos tres componentes, no es poema. Y aquí hay mucho corazón, co-razón, sentimiento, sensibilidad y emoción. El sujeto lírico no solo se mueve por una interioridad aislada sino que se conecta con todo lo que le rodea: la naturaleza, el ser humano y el arte. Un cuadro de Van Gogh, un cantautor-poeta como Cohen, un paisaje, cualquier quiebro y requiebro de las humanas pasiones: todo eso cobra vida aquí. Fíjense en el poema en prosa «Tengo palabras»: «Tengo palabras que hablan de la forma en que ladeas tu cabeza al descubrirme. Tengo palabras que navegan por tu espalda mientras duermes, que juegan con esos lunares que sortean el universo […]» Feliz anáfora que recorre todo el texto y que hablan de todo lo que vengo diciéndoles. No palabras como excusa, sino palabras ciertas. Los poemas de El libro de las excusas no se ajustan a una métrica determinada, ni siquiera se limitan al verso clásico, sino saben conjugarse el verso libre, la poesía en prosa y la prosa poética en la que, a su vez aparece la rima asonante y a veces disonante, dependiendo del estado o la respiración del propio poeta: el enfado, la euforia, la tristeza. Sentimientos, decía, que se corresponden con la expresión. No quiero pasarle más el bisturí a este libro, sino que ustedes entiendan que este prólogo, reseña o como quieran llamarlo, tampoco es una excusa para que ustedes lo lean. Al contrario, cuando empecé a dicha tarea no paré hasta llegar a ese poema titulado «Confieso». Les adelanto algo: «Mi padre fue una balda vencida por el peso de una sabiduría inverosímil, el silencio custodiado en una habitación muda y plena, un secreto bien guardado sin la necesidad de serlo. Mi padre fue un sujeto pequeño que sabía volar alto, un hijo orgulloso de sus padres que quiso tanto como pudo sin saber cómo lograrlo». Bravo, poeta, has entendido primero a través de la memoria de la sangre, después a través de tu propia vida que nada es más auténtico y poderoso que lo pequeño: la sinfonía consiste en la perfección de los imperfecto y la mayor sinfonía jamás compuesta es la suma de instantes de cada cual. Instantes efímeros transformados en eternos, por la magia de la poesía. Busquen en estas páginas las verdaderas excusas para no excusarse de vivir honestamente." Antonio Arroyo Silva
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Tirso