Durante los primeros años de la postguerra española, un niño de apenas diez años, inocente y con buen corazón, procedente de un mundo rural, deberá enfrentarse a las estrictas normas de una institución religiosa donde la injusticia y la soledad serán atemperadas por su honestidad y fortaleza de carácter. El autor con una narrativa de estilo informal y ágil, nos transporta a un mundo, no tan lejano, donde la respuesta al abuso de los mayores deberá ser contrarrestada por la entereza del protagonista, logrando con pocas palabras definir tanto el mundo de los personajes adultos como la respuesta del niño ante la violencia. La riqueza de matices de personajes es muy atractiva, el autor logra en pocas palabras definir tanto los personajes adultos como las respuestas a la violencia, por un lado y a la camarería por otro, que se generan en los niños, mediante un relato sencillo pero tiene muchas lecturas: la repercusión de la pobreza en el área rural, el papel de la mujer en la sociedad, la realidad de las instituciones religiosas para niños, la moral de la época, el arte de sobrevivir a la adversidad.