Los seres humanos nunca han suscitado gran interés en los gatos, salvo cuando los humanos empiezan a tener problemas en sus vidas y se producen entonces una serie de acontecimientos extraños, insólitos o impensables que despiertan automáticamente la curiosidad de cualquier felino. En “el gato del cura” todo es ficticio, excepto los personajes que existen o han existido y ciertos hechos reales publicados en la prensa. Se advierte también que la novela no habla de curas ni de iglesias sino de un gato bastante peculiar. A través de sus ojos y de sus andanzas, vamos a ir conociendo al resto de animales humanos y no humanos que viven tanto en su casa como en su barrio. Al principio, el gato es un testigo más de las peripecias del humano con el que cohabita, un apuesto e inteligente cura. Luego, el gato se convierte en el protagonista y narrador, en primera persona, de una laberíntica intriga donde se dan cita el humor, el suspense y un compendio de reflexiones sobre el comportamiento humano y la extraordinaria naturaleza de los gatos.