Ihosvany no es un escritor en ciernes, sino un autor consumado y conocedor del tecnicismo más depurado y rico de la prosa poética, de la manera de contar y decir que te lleva de la mano diestramente hasta donde él pretende, porque años de experiencia escribiendo bien para la radio, bien para diversas revistas internacionales, lo han equipado de las mejores armas en las letras, dominando con soltura y fluidez la pluma o el ratón cibernético, que define y describe con arte inimaginable su elocuente y al mismo tiempo hermética poesía-prosa. Definir su obra es como caminar por un campo minado, y no quiero pecar de pisar alguna que otra que pudiera mutilarme el franco ademán de acercamiento. Dejemos las definiciones para otros, quizás especialistas, que no me atañe a mi tamaña cavilación. Es esta su obra, El equilibrio de las cosas, que tan justamente ha titulado, una suerte de búsqueda del equilibrio interno, difícil de conseguir en la vida cotidiana, un depurado y exquisito libro donde mejor se aprecia el símil, entre ese imaginario pájaro que emprende el alto vuelo por el cielo y la más avanzada terrenal intelectualidad de nuestros días. Mercedes Eleine González