El Dios Incrédulo
- Autor: Emilio Garoz Bejarano
- Género: Ensayos y Biografías
- ISBN: 9788461389322
- Nº Páginas: 305
- Encuadernación: Tapa blanda
- Año: 2010
Los que acusaron de ateísmo a Spinoza tenían razón, no se equivocaron. No hay que buscar ofuscamientos mentales o políticos en su acusación (o al menos ninguno más de los habituales en aquella época): Spinoza era realmente un ateo. El problema radica en que sigue sin aceptarse que un pensador, un filósofo, y más un filósofo que aparentemente habla de Dios, pueda ser ateo. De ahí que se intente salvar con una película de piedad insostenible o con un panteísmo absurdo y vago, no ya en el pensamiento spinozista, sino en lo que significa en sí el planteamiento panteísta en general (pues de afirmar que todo es Dios a firmar que Dios no es nada no hay más que una finísima línea), la figura de Spinoza. Los panegiristas -los píos panegiristas- de Spinoza no pueden soportar la idea de un Spinoza ateo, de ahí que intenten por todos los medios encasillarle dentro de los límites, más amplios o más estrechos, según el comentarista, de la piedad religiosa. Spinoza era ateo, pero no olvidemos que era un ateo del siglo XVII, es decir, un ateo que por educación cultural, por formación intelectual y por prudencia política, no podía afirmar tajante y explícitamente la no existencia de Dios. Un ateo que tenía que utilizar a Dios como la base de su sistema, probablemente porque no conocía otra, que tenía que hablar de y nombrar a Dios, y luego dejar que fuera la lógica misma de ese sistema la que negara su existencia. Nosotros afirmamos que Spinoza era ateo, ahora bien, no acusamos a Spinoza de ateísmo, sino que reivindicamos ese ateísmo. Aquí surge la razón de todos los comentaristas que intentan hacernos aparecer a los acusadores de Spinoza, de todos los tiempos, como unos ignorantes y al propio Spinoza como el más fiel de los creyentes: el ateísmo sigue siendo una acusación. Para ellos, no se puede decir de alguien que es ateo sin acusarle a la vez de ateo, por eso no pueden concebir un Spinoza ateo. Nosotros, repetimos, reivindicamos el ateísmo de Spinoza porque constituye el primer intento serio en la Historia de la Filosofía de requerir al ser humano por encima de cualquier otra consideración. Porque el spinozismo es la primera filosofía que pone el acento en el ser humano y en su capacidad de decidir su propio destino, de construir su propia historia, de alcanzar su verdadera libertad y felicidad. Su propia libertad y su propia felicidad, no una libertad y una felicidad prestadas por una entidad superior que se instaura sobre él y le anula. La filosofía de Spinoza es, pues, una filosofía de afirmación del hombre, de liberación, no sólo de liberación de las pasiones, sino de liberación de Dios mismo, de total y absoluta liberación, tanto política como intelectual. Es una filosofía del ser humano que se asienta única y exclusivamente en el ser humano, en su razón y su libertad.
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Julián Mellado Hernandez