La oscuridad siempre le resultó fascinante al ser humano. Escarbar esa superficie de penumbras hasta mancharse es lo que satisface a un alma perturbada o demasiado cansada de esta realidad. Los cuentos de este libro están sumergidos en esa oscuridad, donde se encuentran universos retorcidos, crueles o absurdos. Martillazos en el cráneo para aquel que los disfrute. Aquí las cosas no salen bien, y los personajes de estas historias deben adaptarse o sufrir un desmedido castigo. Una mujer con un perro en su pierna derecha, una chica con alas de libélula, un hombre violado por su propio pene, una exitosa invasión extraterrestre. Cuentos que, ciegos, tantean a su alrededor en busca de alguien para no soltarlo más. Los humanos somos carne y somos mente, y cuando éstas se deforman, surge un desfile de fenómenos.