1983. La república vuelve a la vida democrática y Argentina renace de la ruina, llena de esperanza, con los desaparecidos y los muertos de Malvinas en su espalda. Se vuelven a escuchar palabras olvidadas: libertad, solidaridad, liberación, trabajo comunitario. Ingreso irrestricto a la universidad, revisión de todos los concursos docentes, juicio y castigo a los militares. Renace la cultura, el cine, el teatro, la música, la literatura… Carlos conoce a María en un acto estudiantil y queda enamorado de ella. Participan de una Argentina nueva que está naciendo; pero la vida de Carlos transcurre llena de contradicciones: amores, celos, inseguridades, temores, búsquedas, éxitos, locura. Catalina, María, Mercedes, Camila, una mujer de pelo colorado, una prostituta, su madre, todas ellas son mujeres que, de una u otra forma, van dejando su huella en él. Su padre, su hermano Agustín, su suegro y su amigo Marcos son también causa de sus conflictos íntimos. En ese mundo de relaciones, Carlos pasa por la década del 90 acompañado por el liberalismo económico, el consumo, la economía de mercado y la frivolidad, la crisis del 2001-2002 y una nueva década política y social. Llegan así los treinta años de democracia y Carlos, en su madurez, se enfrenta a sus utopías y naufragios. Utopías y naufragios que no son solo de Carlos, sino de toda una generación. Y, quizás, utopías y naufragios de toda una nación.