De todos es conocido el componente musical del que goza la poesía, hasta el punto de que ésta no se entiende sin el concurso de aquél. De música y elogios es un poemario acerca de la música. Shakespeare definió la música como el alimento del amor —the food of love—, pero es más que eso, es el alimento del espíritu, llamémosle alma. Ella –la música- es capaz de transportarnos, sumirnos en un estado de enajenación y delirio. El lenguaje musical es preciso, rico, expresivo y sugerente, más que la propia poesía, con toda la excelencia expresiva y la carga emotiva que ésta tiene. La estructura es similar a la utilizada por Alberti en su obra A la pintura. El verso regular o rimado exalta los instrumentos musicales y el verso libre o blanco a los compositores (Chopin, Beethoven, Mozart, Bach, Vivaldi…). Mi pasión por la música —lenguaje de Dios— y mi amor por la poesía —lenguaje del hombre— me llevaron a hermanarlos en este libro de versos.