Quizás estas páginas las comencé a escribir cuando apenas tenía nueve años. Allá por cuarto grado mi recordada maestra Mabel Martinez me invitó a leer un libro con un curioso nombre: El gaucho Martín Fierro. Recuerdo mi interés inmediato por él. Lo leí con la inocencia que solo se tiene una vez, sin el prejuicio que de grandes nos hace distinguir entre una obra maestra de las tantas novelitas de verano. Más tarde supe que su autor José Hernández, lo escribió estando proscripto por Sarmiento y escondido en el Gran Hotel Argentino, es decir lejos, de la Pampa donde Fierro y el Negro se enfrentan. Tambien lei que Borges, escribio que si nuestro poema fundacional en vez de la historia de un gaucho desertor, discolo, asesino y luego arrepentido y moralista, hubiera sido otro, por ejemplo el Facundo de Sarmiento, nuestra historia como pais sería distinta. Años más tarde continuó: El Martín Fierro es un libro muy bien escrito y muy mal leído.Lugones exaltó ese desventurado a paladín y lo propuso como arquetipo. Menos histórico que literario y tanto menos polémico. Este humilde breviario esconde historias tan heroicas como miserables. Si sus páginas logran, siquiera entretener al circunstancial lector, mi tarea ha sido cumplida.