"Sabes que la opinión de cualquier persona me trae sin cuidado, no así la tuya, que me asedia. No es que me hayas juzgado de modo incorrecto ni dicho nada distinto a la verdad, pero me siento expuesto. Creo que no tiene nada de malo, quizá, o sí lo tiene en mi posición, sabiendo que no soy nadie excepcional. Entonces llegas tú con la magia y la seguridad, tu franqueza y madurez. Me intimidas. Tanto que, cuando estoy solo, me digo a mí mismo que cada segundo que te tuve cerca fue un milagro, pero entiendo que ya no me soportes. Me gusta pensar que algún día podremos despedirnos bien, sin rencores ni odios; que digamos adiós sin nada más por hacer. Aun así, me aflige mucho pensar en tu incomodidad o el hacerte sentir mal. Perdón. Realmente te pido perdón, pues conociste lo peor de mí." Fragmento. Iván Camilo Vargas Mesa