Lucien Laverty es uno de los cuatro hijos de Nuada, rey del inframundo. Por sus venas corre la sangre inmortal de su padre y los poderes mágicos de los de su raza. Sin embargo, tras trescientos años vagando por la tierra, ha llegado a abrazar el lado oscuro de esa magia y a volverse contra los humanos, para regocijo de su padre. Thara es acusada y torturada por brujería y en sus últimos momentos busca la mirada de Lucien a través de los ojos de su torturador, rogándole la muerte. Conducido por una visión, Lucien llega al lugar donde está ella con su vida pendiente de un hilo. Incapaz de curarla y desesperado por mantenerla con vida, se hace cortes para verter su sangre en las heridas de Thara. Aquello no sale como él esperaba y aunque ella mejora, él casi pierde la vida. Recuperado del incidente, gracias al poder de sus hermanos, tiene que enfrentarse a los cambios que su sangre ha provocado en Thara y a la atracción que siente hacia ella. Con el encuentro de Thara, Lucien ha vuelto a revivir un pasado que creía enterrado. Y su magia oscura vuelve, ahora para reclamar a la joven. Para impedirlo, Lucien está dispuesto a entregar su vida, por segunda vez. Al ser rescatado de la muerte por el amor de Thara Nuada ve peligrar sus planes de salir del inframundo y reclama a sus hijos, recordándoles el motivo por el que fueron engendrados. Pero Danu, la diosa que encerró a Nuada en el inframundo ya ha tomado cartas en el asunto y les da a conocer la maldición que pesa sobre ellos desde que Lucien abrazó el lado oscuro. Una maldición con la que conocerán el dolor físico que se siente cuando un corazón se rompe. Conocerán el dolor del alma provocado por la angustia. Conocerán el dolor de la necesidad… y odiaran la inmortalidad que les han dado. Lucien que ya ha pasado por casi todo se enfrenta al hecho de contarle a Thara que es él y en que se ha convertido ella.